La presencia del majestuoso castillo renacentista, uno de los pocos del suroeste de Francia, ha dado al municipio una historia rica y fuerte, más conocida que la de los municipios vecinos. Los sílex y raspadores hallados en las terrazas demuestran que el lugar ha estado ocupado desde el Neolítico.
El castillo fue construido en el siglo XVI y ocupado por el marqués de Montespan. El castillo fue declarado monumento histórico en 1927 y su recinto en 1994. La pirámide de piedra, construida en el siglo XVII para marcar la frontera entre Guyena y Gascuña, fue declarada monumento histórico en 1973. La iglesia de Sainte-Germaine, reconstruida a finales del siglo XIX, se abre con un portal neogótico, decorado con clavos y herrajes, y coronado por la talla en piedra de un cordero con cabeza nimbada. Su interior está ricamente decorado, obra de pintores locales de talento, entre ellos un fresco que representa la vida de St-Germaine de Pibrac.
En el pueblo también hay un lavadero y palomares.
